Editorial

Interviu y Tiempo: Cierran algo más que dos revistas

La noticia del fin de la edición de estas dos revistas emblemáticas son una invitación a la reflexión, no sólo por las implicaciones empresariales y humanas que trae consigo una decisión de este tipo sino también por lo que suponen para todo un sector, el editorial, e incluso para el sector publicitario, ambos interdependientes.

Interviu fue bandera del periodismo moderno, nacida en los albores de la transición y pionera no sólo de fotografías de chicas con poca ropa, sin duda uno de los motores de su extraordinaria capacidad de venta de ejemplares, en algunos números superiores a un millón, sino de un periodismo de investigación y denuncia que no habría tenido cabida hasta entonces. Pero fue también el germen de un imprerio editorial, el Grupo Zeta, que ahora tiene dificultades manifiestas para adaptarse al nuevo entorno.

Tiempo no fue tan pionera en el campo de las revistas de información general y política más asimilables a los grandes títulos europeos pero sí ayudó a Cambio 16, desde 1982, incluso superándolo en difusión y audiencia, a consolidar un peiodismo de hondura y un sector con una notable capacidad de venta de ejemplares y una elevada capacidad de influencia política.

Y ambas han sido iconos de una etapa del sector publicitario, hasta la primera crisis, de 1990, caracterizada por la explosión de nuevos medios y por la generosidad de los anunciantes a la hora de compensar con creces sus notables datos de de difusión y de audiencia. Si bien había reticencias de algunos anunciantes a la hora de insertar publicidad en Interviu (con la disculpa de los contenidos y del nivel socieodemocrático de su audiencia, siempre muy superior) eran frecuentes los números de Tiempo y de Cambio 16 que superaban con mucho las 100 páginas de publicidad.

Además, esas páginas eran pagadas escrupulosamente a precio de tarifa hasta la irrupción de la Televisión Comercial, que inauguró una etapa del sector publicitario regida por criterios bien distintos. Desde entonces priman más la cantidad que la calidad, la audimetría más que otros métodos de investigación, la capacidad de negociación más que la capacidad de creación de valores y retorno, la capacidad de concentración de inversiones más que el servicio al Cliente y otra serie de valores que conforman una industria diferente.

La irrupción de lo digital en todos los Medios, y no sólo la irrupción de los Medios Digitales como un Medio más, ha ayudado a definir la etapa actual y a certificar la inviabilidad de determinados Medios que, bien por ellos mismos o bien por el comportamiento de su audiencia, no han sabido o no han podido adaptarse a la etapa actual.

Está en cuestión no sólo la supervivencia de determinados soportes sino la de Grupos Editoriales enteros o incluso de Medios tal y como los hemos concebido. Y está por ver si el resto de Medios y el resto de actores nos adptamos plenamente a esta etapa y a las que están por llegar.

 

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