Fusiones y adquisiciones

Fusiones y adquisiciones

Las fusiones, adquisiciones y otras formas de ganar tamaño están a la orden del día, se producen en todos los sectores, son admitidas como una de las formas habituales de crecimiento y nos acostumbramos a ellas una vez que se han consolidado. Pero algunas, y particularmente en nuestro sector, generan un revuelo mayor, hacen correr ríos de tinta y dan lugar a comentarios para casi todos los gustos.

Este verano, y con solo una semana de diferencia, se han producido dos ejemplos relevantes de F&A en la industria de los Medios y la Comunicación a escala mundial que nada tienen en común entre sí excepto el hecho de convertirse en protagonistas y de haber llamado poderosamente la atención, no solo entre los profesionales sino fuera del sector. Quizás también porque ambas se han producido con gran celeridad y ante la sorpresa del común de los mortales.

La fusión entre iguales anunciada por los Grupos de Comunicación Omnicom y Publicis, con ser muy relevante e implicar un cambio de liderazgo a nivel mundial, no supone un cambio tan drástico como los que supusieron hace años las concentraciones de Agencias que ahora componen esos y otros Grupos. Y nada comparable con lo que supuso la adquisición de Agencias por parte de una empresa dedicada a la elaboración de productos de alambre y plástico, WPP, sobre la que se construyó el hasta ahora mayor Grupo de Comunicación, con empresas de prácticamente todos los ámbitos del negocio y en base a una gestión de marcado carácter financiero.

Sin embargo, esta fusión ha dado y sigue dando que hablar. Hay quien la ve como un nuevo cambio de paradigma en el negocio de la Comunicación. Otros la ven como una forma de ganar fuerzas frente a los nuevos titanes de Internet. Otros, generalmente competidores, cuestionan su oportunidad. Y otros lo ven como un proceso normal de consolidación de negocio. El tiempo dirá quién tiene la razón.

La adquisición de Washington Post por parte de Amazon tiene, sin embargo, unas connotaciones de cambio más profundas para el negocio.

Por un lado, supone la mezcla de dos tipos de negocio que hasta ahora han seguido modelos paralelos y hasta antagónicos, el de internet y las nuevas tecnologías frente al analógico y tradicional de los Medios, cuando estábamos dando por hecho que ninguno de los dos querría ni podría gestionar bien el otro. Por otro lado, ejemplifica la depauperación de unos activos, comprados por casi 17 veces menos que su capitalización, y la capacidad casi ilimitada de inversión de unos pocos agentes, nuevos ricos. Y, por citar uno más, el desistimiento de un grupo familiar histórico frente al empuje de un emprendedor de nuevo cuño.

El tiempo también será juez de los resultados de esta adquisición pero puede significar una vía de evolución, o de revolución, para el sector de los Medios. Los medios convencionales viven cada vez más asfixiados por la merma incesante de ingresos y por la incapacidad de encontrar un nuevo modelo de negocio que les permita luchar con garantía de supervivencia frente a los titanes digitales. Pero ninguno de los hoy titanes tiene la garantía de que su hegemonía será larga y fructífera porque todos ellos se basan en un dominio tecnológico que, por definición, es superable y, por tanto, efímero.

Tal vez el protagonismo que han tenido, y siguen teniendo, estos ejemplos de F&A se deban a la capacidad de ambos para sacudir nuestras mentes y para recordarnos que sigue habiendo mucho camino por recorrer en todos los sectores de nuestro negocio, un camino tan desconocido como interesante.

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