IAB, AIMC y la medición Digital

IAB, AIMC y la medición Digital

La complejidad que conlleva la medición de un entorno rápidamente cambiante, las características de los fenómenos que se miden, los intereses de los actores en el proceso y, por qué no decirlo, la falta de competencia y de un enfoque correcto de la medición de las audiencias digitales están en el origen de un producto final con el que los actores no han estado prácticamente nunca satisfechos.

Esta insatisfacción del mercado llevó en su momento a un grupo de profesionales, en su mayoría provenientes del mundo digital y de la investigación, a rebelarse técnicamente contra el status quo a y a promover grupos de discusión sobre la forma en que se debería de abordar la medición de audiencias digitales.

Con ese caldo de cultivo favorable para la revisión del sistema de medición de audiencias digitales, las dos organizaciones sectoriales con legitimidad para erigirse en representantes del mercado, IAB y AIMC, lideraron un largo proceso que desembocó en una convocatoria/concurso a los operadores de medición a través de la cual ambas asociaciones recomendarían al mercado la opción que mejor respondiera al pliego de condiciones que se elaboró con consenso de todo el mercado. El proceso no fue nada fácil ni precisamente rápido pero fue un buen ejemplo de cómo un mercado puede organizarse, definir estándares de calidad y llegar a acuerdos que satisfagan razonablemente a todos.

Es un tópico que en internet todo puede medirse, y es cierto. Tan cierto como que no se mide todo y que no todo lo que se mide se mide bien. Porque frente a unas posibilidades de medición mayores que en los otros medios, la cultura digital ha relajado, inexplicablemente, la exigencia del necesario rigor en la investigación, tanto en los criterios técnicos como en los estadísticos. Hay que entender exigencia en sentido amplio, tanto auto exigencia como exigencia al medidor como exigencia a la hora de intercambiar dinero usando como referencia los indicadores de la investigación.

Por eso debemos conceder un gran valor tanto a aquellos profesionales que se rebelaron y a las asociaciones que tomaron el relevo como a los profesionales de los distintos estamentos que participaron en el Grupo de Mediciones Digitales, en la Mesa de Contratación y en el Comité de Seguimiento. Y a la capacidad de entendimiento entre dos asociaciones como AIMC, garante del rigor y la calidad en la investigación, e IAB, adalid del ecosistema digital, que comparten muchos asociados y la voluntad de liderar procesos que afectan a la esencia de ambas asociaciones.

En el editorial de MediaMundi Asociaciones y personas se destacaba el valor de las asociaciones del sector, su papel clave en la gestión del negocio y su capacidad de autorregulación y para encontrar consensos. Y se destacaba la abnegación de la mayoría de los profesionales que representan a los asociados y su amplitud de miras, no sin alertar del problema que pueden suponer los personalismos y de la tendencia de estos a confundirse con los intereses personales. Eso es lo que ha podido subyacer por detrás de una mayor dificultad en la relación entre IAB y AIMC en los últimos tiempos.

La disculpa ha podido ser la calidad de la medición digital o el servicio del propio medidor. Pero la interpretación que en algunos casos se ha hecho de las algunas áreas de mejora, las alternativas que se planteaban como solución y la falta de rigor y la urgencia con las que se pretendía abordar el problema denotaban que no se hablaba en nombre de los usuarios del sistema o, como poco, que no se les escuchaba como se debía. Esos no son los mejores ingredientes para buscar consensos ni para encontrar soluciones.

La renovación de las Juntas Directivas de ambas asociaciones en 2014 está favoreciendo de nuevo el entendimiento y los beneficiados serán los asociados de ambas asociaciones, que en muchos casos son los mismos, el sector en general y el sistema de mediciones digitales en particular.

No tiene ningún sentido caminar por sendas diferentes cuando está claro el objetivo al que se quiere llegar, y en este caso la calidad en la medición es el objetivo que todos pueden, deben, compartir. La forma en la que se articule finalmente el sistema, aun siendo relevante, no debe ser la clave y de hecho hay modelos para casi todos los gustos en nuestro entorno cercano.
 

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