El valor del EGM

El valor del EGM

No es nada fácil poner a distintos medios de acuerdo, y mucho menos para medir sus audiencias y que el resultado de la medición sirva como moneda de cambio. Más difícil todavía es que todos los medios, aun con diferencias en su forma de entender la investigación, acepten y apoyen el mismo sistema, incluso con el arbitraje y la contribución técnica de quienes también deben estar de acuerdo para intercambiar dinero, inversión publicitaria, por los datos que aporta ese sistema.

En pocos países se ha conseguido llegar a ese consenso y en muchos de los que se consiguió el tiempo se encargó de irlo quebrando para terminar siendo verdaderas excepciones aquellos en los que el consenso se mantiene. Sin embargo en un país como el nuestro, tan dado a tirarnos los tratos a la cabeza, se consiguió y se ha mantenido durante cuatro décadas y media. Es el Estudio General de Medios, una auténtica joya de la investigación multimedia pero no sólo: también es una rica fuente de datos sociodemográficos que sirven de referencia a otras investigaciones, como la audimetría de TV de Kantar o la de digital de comScore, y a multitud de Institutos y organizaciones.

Pero eso no quiere decir que estos cuarenta y cinco aços hayan sido un paseo militar porque han dado para mucho y ha habido intentos de todo tipo y color para acabar con el estudio. Todos ellos desinteresados, como no podría ser de otra manera. Pero tal vez lo más curiosos es que no es el interés económico de las empresas que lo financian y se exponen con los resultados lo que tradicionalmente ha puesto en jaque al EGM.

Y es que no es la metodología lo que suscita más discrepancias, ni los costes que se deben repartir los asociados, ni siquiera la cantidad de dinero que se juegan los Medios cada vez que se publican los datos. Son los datos en sºi mismos los que provocan discrepancias y más concretamente las implicaciones personales que estos tienen para determinados personajes. Porque han sido normalmente personajes y egos los que han puesto en más dificultades al EGM, como otras veces han puesto en jaque al soporte para el que trabajan, hasta el punto de que hay gestores que piensan que los males de los medios no se arreglarán mientras pervivan los personajes.

Cuesta mucho y tiene mucho mérito brillar en cualquier profesión pero parece más difícil admitir, cuando se consigue, que uno no es un ser sobrenatural o que, si es sobrenatural en su profesión, no es simple y llanamente SobrenaturalSobrenatural con mayúscula quiere decir con capacidad extraordinariamente superior a la del cualquier mortal, que lo faculta para entender de todo más que cualquier otro mortal, por muy experto o sobrenatural que sea, y para hacer todo mejor que el resto de seres sobrenaturales.

A un estadio semejante llegan algunos de los personajes de nuestro sector. Muchos de ellos brillaron primero como periodistas y ese brillo como periodistas les otorgó fuerza,  protagonismo y privilegios. A algunos les pareció poco y se postularon como gestores y estos y otros como sabe-lo-todo, también en cuestiones de investigación de audiencias.

Por ahí le han venido casi todos los males al EGM.  ¿Quiénes se han creído que son todos los expertos en investigación de una profesión entera, incluidos los del medio al que pertenece mi soporte y los de mi propio soporte, para intentar calcular la audiencia que tiene mi soporte o mi programa? Porque ellos son meros técnicos y yo soy Sobrenatural, superior a todos los sobrenaturales, ¿qué digo?: superior a todos los Sobrenaturales. Por lo tanto cualquier dato de audiencia que cuestione si mi soporte o mi programa tienen la audiencia que merezco, porque yo lo valgo, está mal. Y quien lo mide no sólo está mal, está manipulado, ¿qué digo?, comprado por la competencia. ¿Qué en qué me baso? En que yo tengo la sartén, digo el papel o el micrófono, de la mano, soy la medida de todas las cosas y el pobre que salga cuestionado no es que no me importe, es que se lo merece, por natural.

Pues de esta catadura profesional, intelectual y moral han sido la mayor parte de las críticas históricas y también las más recientes. El daño que hacen y el que intentan hacer son grandes pero no sé si es comparable al hecho de que sus actos queden impunes.

Ya que es difícil que algunos de estos seres Sobrenaturales respeten el trabajo del resto de seres naturales, concedámosle a la inmensa mayoría de los seres naturales el valor y la importancia que tienen intentando y consiguiendo construir, mantener y mejorar una herramienta al servicio de todos que, con sus limitaciones, ha servido y sirve de referencia a toda una profesión durante cuarenta años. Y los que le quedan.

Conscientes del valor que representa el consenso dentro de cada uno de los agentes y entre todos ellos, sería bueno que todas las asociaciones que vehiculan este consenso y que ponen en valor la investigación del EGM refrenden, de forma conjunta y clara, su valor y repudien los ataques sin fundamento que periódicamente sufren el EGM y, por extensión, la profesión.

 

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