¡Que viene el lobo!

Parece evidente que el mundo en general, la economía en particular y los medios en general están cada vez más globalizados y que cualquier cosa que afecte a una parte o en un mercado específico puede acabar teniendo repercusiones en el resto.

Desde hace ya más de media docena de años, la economía se ha ido deteriorando y el sector de los Medios ha sido uno de los que ha sufrido de manera más profunda. El Editor ha venido sosteniendo que un sufrimiento tan profundo es debido a la conjunción de dos fenómenos: un importante deterioro económico, que ha hecho disminuir la capacidad inversora de las Marcas, y un cambio de modelo de consumo de medios, productos y servicios, que ha hecho que el tiempo destinado al consumo de medios haya transitado hacia lo digital y que ha pasado de ser pasivo a ser activo, lo que cambia de forma importante las capacidades de comunicación que se le atribuían a los Medios.

Estos cambios han provocado dificultades en todos los Medios, incluyendo los Digitales, que también han probado el amargor de los descensos de precios y de inversión y la merma de eficacia, y en todo tipo de empresas relacionadas con el sector, desde la investigación a las agencias de Medios, a las productoras o a las empresas de formación, por poner algunos ejemplos. A pesar de grandes cambios en la organización y en las estructuras, que han llevado a algunos medios a disminuir las plantillas a la mitad, no está garantizada la continuidad de muchos Medios.

Aunque las circunstancias que rodean a estos entes no se ciñen exclusivamente a su modelo de negocio, el anunciadocierre de RTVV, la amenaza de que ocurra lo mismo con Telemadrid o el desproporcionado tamaño de la plantilla de la CCMA (TV3), han puesto en entredicho la viabilidad de las TV autonómicas.

Pero, cuando un negocio cierra, hay muchos damnificados y los publicitarios valencianos ya han dado la voz de alarma en este mismo sentido. Las repercusiones distan mucho de limitarse a los más próximos, aunque sea a los que le afecten más de lleno, y acaban alcanzando a todo el sector. Era más que evidente que los entes públicos tenían estructuras completamente inadecuadas para su tamaño como Cadena, para su ámbito de influencia y para sus ingresos publicitarios pero no hicieron más que hacer más grande el problema hasta que se han visto realmente al límite.

Lo mismo está pasando en otros Medios. La prensa, más en concreto, viene teniendo señales más que evidentes de que sus estructuras no son viables, ni su modelo de negocio sostenible. Pero las resistencias internas a los cambios son enormes y los pasos dados en busca de estructuras racionales y de modelos de negocio viables son insuficientes, aunque diarios como La Razón o eldiario.es supongan honrosas excepciones. Entre los grandes, El Mundo también se ha decantado recientemente por explorar un nuevo modelo de negocio digital implantando un muro de pago.

Un poco más lejos, en los institutos de Investigación y en las Agencias de Medios, se han vivido casos traumáticos pero, en general, el sufrimiento ha sido menor, como también han sido menores los cambios en sus estructuras y en su modelo de negocio para garantizar su continuidad en condiciones saludables.

En estos 6 años no hemos dejado de oir ¡que viene el lobo!, pero a pesar de que ya ha llegado y ya ha atacado muchos rebaños no siempre se toman las precauciones para proteger adecuadamente el rebaño, quizás porque entre los gestores de este negocio de los Medios haya más hunters que farmers.

Pues no bajemos la guardia, ¡que viene el lobo!. Si, aunque de forma circunstancial, un ataque del lobo en Villar de Ciervo, en la frontera portuguesa, tuvo su influencia en MediaMundi, ¿cómo vamos a descuidarnos ante los ataques que estamos viendo que sufren nuestros colegas a cada paso? 

 

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